Javier Álvarez, renunció a la dirección técnica del cuadro Independiente Medellín tras la derrota de 2-1 contra Envigado en el cierre de la liga clasificatoria de los ocho que van a disputar el título de fin de año.
El estratega deja el cargo tras 44 días al mando, dirigió 10 partidos con tres victorias, dos empates y seis derrotas con 16 goles a favor y 17 en contra, un balance pobrísimo, los malos resultados hicieron que tomara la decisión de dar un paso al costado y dejar el equipo.
Por su parte el club mediante un comunicado oficial, dio a conocer la noticia, el Equipo del Pueblo S.A. informa que Javier Álvarez ha presentado su renuncia al cargo de director técnico del primer equipo del Deportivo Independiente Medellín. El club reconoce al profesor su compromiso y su entrega durante este tiempo y le desea lo mejor en sus próximos proyectos, tanto laborales como personales. El entrenador agradece a El Equipo del Pueblo, jugadores, directivos y la afición en general la oportunidad brindada. En calidad de encargado, Humberto Sierra asumirá la dirección técnica del plantel en compañía de Ricardo Calle.
Las empresas para evitar la debacle llevan personas que según ellos van a salvarla, pero la cura resulta peor que la enfermedad, cuando las cosas no se dan y no salen por ningún lado se tiene que hacer a un lado y dejar que lleguen otras personas con vientos frescos para oxigenarla.
Los directivos o el dueño tiene que analizar con cabeza fría y mirar que es lo que ocurre, no solamente son los técnicos los que fallan en algunos casos y en la gran mayoría son los jugadores que no les gusta la forma de trabajar de ciertos técnicos y forman sindicatos para parar el equipo y mucho más cuando les llegan a tocar a las vacas sagradas, allí se forma la muralla y no hay poder humano o divino que la derribe porque puede más el orgullo y la camaradería con sus compañeros que el equipo, por todo esto tienen que tomar decisiones radicales y barrer, como escoba nueva con todo lo que no está dejando que el equipo progrese, no pueden casarse con nadie, hay que mirar la cosas con la razón y no con el corazón.
